domingo, 13 de diciembre de 2009

Casaldáliga: "Somos todos iguales, debemos serlo, en dignidad y en oportunidades"




Mons. Pedro Casaldáliga
“PUEDEN QUITÁRNOSLO TODO, MENOS LA FIEL ESPERANZA"
A sus 81 años, el obispo emérito de la diócesis de Sao Félix do Araguaia, Pedro Casaldáliga, es uno de los más destacados representantes de la Teología de la Liberación. Desde que hace cuatro décadas llegó a Brasil, su trabajo en defensa de los derechos de los pueblos indígenas y grupos sociales más oprimidos, así como su apoyo a movimientos de campesinos sin tierra y a la revolución sandinista en Nicaragua en los años ochenta, hacen que sea parte fundamental de la memoria viva de la lucha por la dignidad y liberación de los pueblos en América Latina.
A mediados del pasado mes de agosto, Pedro Casaldáliga recibía a un grupo de activistas sociales del Estado español en su humilde casa de São Félix, en el estado brasileño de Mato Grosso, para reflexionar que "la mundialización nos ha dado la oportunidad de reconocer que somos una sola humanidad. Somos todos iguales, debemos serlo, en dignidad y en oportunidades". Así se daba inicio a una conversación en la que se trató desde la situación política de Brasil hasta las perspectivas actuales de la Teología de la Liberación, pasando por el modelo de consumo o los retos de la izquierda latinoamericana.Mons. Pedro Casaldáliga



-Desde la perspectiva que da el llevar ejerciendo muchos años el compromiso con las personas más desfavorecidas del planeta, ¿qué significado tiene para ti hoy la solidaridad?
-La pregunta que se hace desde el Primer Mundo es ¿qué podemos hacer nosotros? Pues renunciar, por fin, que ya es mucho pedir, al privilegio de ser Primer Mundo. Renunciar a esta condición excepcional de una mínima parte de la Humanidad, si la comparamos con la inmensa mayoría de todo el Tercer Mundo. Estamos intentando subrayar siempre que la solidaridad ha dejado de ser aquella solidaridad paternalista, de enviar la ropa, los medicamentos, ciertos recursos... Ha de ser una solidaridad que va y que viene, mucho más concreta y mucho más exigente: damos y recibimos, para que también la propia solidaridad, además de alimentar personas y curar enfermedades, facilite y estimule la vivencia de la propia cultura. Porque nosotros ayudamos a personas que tienen una cultura, que no son simplemente un estómago y unas venas, sino que son pueblos. Por eso, hemos de procurar que la solidaridad sea constante, consciente, autocrítica, local y global: de ida y de vuelta.
-Cuando te viste con Fidel Castro hace veinte años, él afirmó que "la Teología de la Liberación ayuda a la transformación de América Latina mucho más que millones de libros sobre el marxismo". ¿En que se basa actualmente la Teología de la Liberación?
-A día de hoy, hay diferentes teologías de la liberación. Lo que se ha hecho es incorporar más explícitamente temas, sectores de la sociedad, de la vida, que antes no eran tan considerados. Han ido surgiendo las cuestiones asociadas a los indígenas, las mujeres, la ecología, los niños de la calle... Ahora, se trata de una teología enriquecida por las reivindicaciones de esos grupos emergentes y, por eso, la Teología de la Liberación ya es muy plural en sus objetivos, siempre dentro de la reivindicación de la liberación. Cuando pedimos liberación para el pueblo negro, pedimos que pueda sentirse con orgullo negro, y que no le sea privada la cátedra, la función pública, el gobierno, que no haya la segregación que todavía hay.
Y es que cuando yo vine a América Latina, hace 41 años, los negros, en su inmensa mayoría, no se reconocían como tales. Incluso, se estiraban el pelo para que no pareciera cabello de negro. Ahora están recuperando su orgullo, su identidad. Algo parecido ha ocurrido con la población indígena. Cuando llegué a Brasil se decía que había 150.000 indios, mientras hoy hay un millón. En esta región, por ejemplo, los indígenas Tapirapé reconquistaron su territorio, los Karajá han reconquistado asimismo una parte de sus territorios, los Xavante también... y todo eso tiene espíritu de Teología de la Liberación.
Una de las críticas que se le hace a la Teología de la Liberación por parte de los conservadores es que se trata de una teología muy materialista, que se preocupa mucho de intereses materiales, de necesidades físicas y olvida el espíritu, la oración. Ante eso, yo reivindicaría tres o cuatro trazos que serían indispensables en la Iglesia de Cristo: el primero, la opción por los pobres; el segundo, conjugar fe y vida; el tercero, la Biblia en manos del pueblo; cuarto, la solidaridad auténticamente fraterna.
-¿Qué ha permitido que cuajase en América Latina?
-En América Latina, la Teología de la Liberación se desarrolló en un momento muy oportuno: acababa de acontecer el Concilio Vaticano II, en el año 1968 cuando yo llegué aquí- corrían vientos de cambio, tenían lugar las dictaduras militares, con lo que el contexto fue propicio para plantar pie y echarse a la liberación. Además, en América Latina hay una cierta unidad de continente. Es el único continente que puede llamarse la patria grande: Nuestra América, como decían los libertadores. Eso facilitó que surgiese una teología característicamente latinoamericana.
Recuerdo siempre cómo las persecuciones, los exilios, las torturas, los mártires, conjugaron mejor toda la realidad latinoamericana. Aquí en Brasil a veces se sentía que estábamos un poco distantes de la América Latina hispanoparlante: un país demasiado grande, con otro idioma... Pero después de todas esas dictaduras militares, donde se mezclaron los cantos y se mezcló la sangre, América Latina es más ella, y es ella y el Caribe. Eso sí, yo prefiero la expresión Nuestra América, porque los libertadores usaban más esa denominación: Bolívar, Martí, Sandino, Fidel...
-En la Agenda Latinoamericana que elaboráis cada año, que sirve de base de trabajo a muchos activistas del continente, en 2009 habéis puesto como título "Hacia un socialismo nuevo". ¿Qué quiere decir esto del socialismo nuevo?
-¿Quién lo sabe? (risas) Se podría decir también izquierda, o socialismo, pero en cualquier caso hay unas cuantas exigencias indispensables: primero, no se puede tener como objetivo el lucro; segundo, ha de haber una cierta igualdad, unos niveles bastantes igualitarios, por ejemplo, en los salarios de un ministro y de un campesino; se ha de reivindicar un intercambio de países de igual a igual y, finalmente, no se puede aceptar que el capital se haga el dueño del trabajo, de la economía y de la propia democracia.
-Como estamos viendo con el caso de Honduras, ¿pueden volver los tiempos de los golpes de Estado a América Latina?
-Quién sabe. Al menos, en Nicaragua y El Salvador, ya no podrá haber nunca lo que hubo: habrá injusticias, habrá situaciones complicadas, pero una revolución bastante popular no se pierde por completo.
Eso sí, el hecho de que un país pueda ser masacrado constantemente y no haya nadie que pueda intervenir en eso, da prueba de que la Humanidad está mal. El socialismo no puede aceptar la idea del colonialismo, del imperialismo. En este sentido, debemos gratitud a Cuba, porque, con todos sus pecados y sus excesos, el hecho de contestar tercamente al imperio es un gran servicio para América Latina y para el mundo. En ese sentido, una política mundializada podría suponer una oportunidad global.
-Has venido haciendo también mucho hincapié en el problema del consumismo.
-Hasta ahora el consumismo ha sido visto como un exceso de vanidades, que si hay que tener cuarenta pares de zapatos, dos televisiones, etc. Pero esto es mucho más serio: se consumen derechos, se consumen necesidades. Si hay un 20 por ciento de personas y familias que están en la situación de estar bien, que viven en la civilización del bienestar, hay un 80 por ciento que no tiene lo fundamental.
El consumismo es capitalista, y todo lo malo que tiene el capitalismo lo tiene el consumismo. Si comparas lo que pasa cuando hay un terremoto en Japón y cuando sucede en Honduras, ves que en un sitio mueren tres personas y en el otro, dos mil. Los países del Primer Mundo se permiten ir haciendo, y detrás de nosotros, dicen, el diluvio. Porque lo primero que se mira no es el mundo, es la propia casa.
-Para la agenda del año que viene, proponéis como lema "Salvémonos con el planeta".
-Dentro de esta visión de globalidad, descubrí por fin que el planeta es nuestra única casa. Y no hay modo de salvarnos nosotros si no salvamos el planeta. Mejor aún: es bueno recordar que podemos acabar los hombres completamente y el planeta seguirá. Hasta por egoísmo, diríamos, ahora nosotros sólo nos salvamos si es con el planeta.
Se ha creado una conciencia que antes no existía: la Amazonia ha sido prácticamente descubierta, por decirlo así, en los últimos tiempos. Para la Iglesia, no existía la Amazonia. Hubo actitudes de algunos "avanzados", más bien con ideas bucólicas que políticas, que eran definidos como unos quijotes simpáticos pero no pasaban de ahí.
-Últimamente, con la globalización, diversos técnicos y científicos recuerdan que la cosa va en serio. Y se ha llegado a una postura más política. Frente a todo ello, ¿qué se puede hacer?
-Ha de ser un gran proceso de conversión, un cambio de mentalidad. Mientras que creamos que podemos tener todo lo que queramos, no hay solución. Precisamente porque la situación es global, ha de llegar a todas las bases la propuesta de dar una conciencia crítica sobre la situación real. Cada familia tiene el derecho y el deber de poner un cierto tope: si por un lado el padre está en una ONG de solidaridad y por otro lado el hijo está consumiendo a mansalva, con esa conducta estamos desmoralizando lo que estamos construyendo.
Es bueno que salgan tantas noticias en boletines alternativos, para que nos demos cuenta de lo que está pasando. Como dicen muchos especialistas, no va a haber problemas: ya los hay y llegamos tarde, había que resolver las cosas anteayer. Otros, más esperanzados, dicen que todavía hay tiempo, que aún se pueden resolver los problemas. Sólo que para eso se necesitan políticas oficiales. Es un gesto que una familia tenga un coche en vez de tener tres, pero no resuelve el problema del petróleo
-¿Dónde queda entonces la política?
-Sólo se puede resolver el problema si hay, de forma simultánea, políticas oficiales y políticas domésticas, grupales, de partidos, asociaciones, ONG. Como se está diciendo mucho ahora, hay que trabajar localmente y globalmente. Hay que dar más valor a la política. Hay que meterse en política, hay que asumir la vocación política. Si no, nos quedamos en cantar canciones de protesta. La política ha sido desmoralizada, ha ido quedando en manos de gente sin conciencia social ni responsabilidad. Tanto los partidos como los sindicatos han supuesto muchas decepciones, pero continúan siendo válidos, aunque ya no son tan hegemónicos porque también hay muchos movimientos sociales y ONG que son muy valiosos.
Las mejores ONG son las muy politizadas: cuidan de ayudar estimulando, ayudar propiciando la acción y la formación. Se debería pedir que las ONG hicieran un examen de conciencia política. Porque están ayudando, sí, pero ¿y estructuralmente? La Iglesia católica siempre ha hecho caridad, pero si no nos metemos con las estructuras, continuaremos con unas que son nefastas.
-A un año de las elecciones generales en Brasil, ¿cuál es tu valoración del Gobierno de Lula?
-Lula, aunque quisiera, no podría hacer un Brasil socialista. Ahora bien, él podría propiciar muchos gestos que fueran hacia el socialismo: rebajar los salarios de los más ricos y subir el de los más desfavorecidos; facilitar oportunidades a los grupos humanos que no las tenían; poner el trabajo por encima del capital; no entregarse en cuerpo y alma al agro negocio, sino a la agricultura familiar.
-¿Se puede exportar?
-Claro que sí, pero no dando prioridad a lo que no es prioritario. Su lema del mandato ha sido: que todos los brasileños coman una vez por día. Eso es un paso de proto- socialismo, qué menos que eso, ¿no? Pero, así con todo, hay millones que no comen cada día. Y qué jefe de Estado ha tenido la popularidad del 80 por ciento que ahora tiene Lula.
-¿Cómo valoras el papel de los movimientos antiglobalización, los encuentros del Foro Social Mundial y las organizaciones que defienden que "otro mundo es posible"?
-Esa conciencia mundializada nos ayuda a comprender que debemos transformar el mundo. No vale con cuidar solo la propia casa y el propio país. La utopía se hace así más posible, porque ya es una utopía con visión política, de solidaridad, con actitudes concretas. Años atrás, ¿quién podría pedir un gobierno mundial? Hoy, hablar de ello ya no es tan utópico.
La utopía es hija de la esperanza. Y la esperanza es el ADN de la raza humana. Pueden quitárnoslo todo menos la fiel esperanza, como digo en un poema. Ahora bien, ha de ser una esperanza creíble, activa, justificable y que actúa. Por eso la Teología de la Liberación ha insistido tanto en la praxis: si decimos que Dios es amor hay que practicarlo; si es vida, hay que potenciar la vida. La religión no es praxis, nos decían, es fe. Pero la fe sin praxis es una quimera, y también un sarcasmo. Teóricamente, la cosa está clara; ahora, en la práctica, vamos a ver…


Entrevista de Pedro Ramiro, María González Reyes y Luis González Reyes * [Publicada en español en la revista Pueblos, nº 39, de septiembre de 2009, y en el sitio Religión Digital, 08-10-2009].
Fuente: http://www.codalc.org/

jueves, 19 de noviembre de 2009

MUNDO ABIERTO - "La mayoría de los políticos son analfabetos ecológicos"


"El hombre ya no es el centro de la religión, y lo es la Madre Tierra"

Leonardo Boff resume su ideario en lo que él mismo llama "las cuatro ecologías". Para Boff la Ecología es un "concepto estratégico", sobre el que se asienta todo lo demás. Con los conceptos de ecología ambiental, social, mental e integral pretende integrar a la Madre Tierra y al ser humano en todas sus dimensiones.

Leonardo Boff es profeta de una nueva era, pero no predica desde un púlpito. Está en Getafe, en una sala del edificio de Humanidades de la Universidad Carlos III. Y fuera le espera Marcia, su compañera de batalla. El Congreso de Derecho ha usurpado a la cita con Boff el Aula Magna y sus fieles se han ido hasta el edificio 14. Los fallos técnicos impacientan más a su acompañante, el teólogo y director de la cátedra de Teología Ignacio Ellacuría, Juan José Tamayo, que a este hombre que ha venido desde Brasil a hablar de cristianismo y ecología, y que empieza diciendo a su auditorio que el ser humano ya no es el centro.



-En su visión ecologista del cristianismo, el hombre ya no es el centro de la religión, y lo es la Madre Tierra. ¿Cómo ha sentado eso a la base cristiana y a las altas esferas de la Iglesia?

-Esa idea de la tierra como madre es una idea común de las religiones de tradición judeo-cristiana. Hay una profunda comunión entre tierra y humanidad, y habría que devolver esa conciencia a los cristianos de sentirse parte del planeta.

Boff, doctorado en Filosofía y Teología, ordenado franciscano en 1959 para renunciar en 1992 a sus actividades sacerdotales a la vez que anunciaba que "seguía en la trinchera", pasa estos días por Madrid con su bandera verde. Y propone empezar por llamar al planeta Madre Tierra, porque así no nos atreveremos a profanarla, conquistarla y dejarla agonizando.

Ecología olímpica

Boff cree que "los Juegos Olímpicos son el gran reto de Brasil" y espera que su país pueda "hacer unos juegos ecológicos, y hacerlos conscientemente para que en ese encuentro de millones de personas llegue un mensaje que nos lleve a amar la Tierra". Sin embargo, no confía del todo en el presidente, Luis Inazio Lula da Silva. "Lula entiende la Naturaleza como algo importante pero no ve que es algo estratégico que tenemos que hacer con políticas del Estado". Tampoco confía, en general, en que la clase política ayude en ese nuevo advenimiento: "La mayoría son analfabetos ecológicos".

Leonardo Boff espera que la cita olímpica sea ecológica, pero también que sirva para hacer cambios importantes y "despertar especialmente a las barriadas pobres la autoestima de mejorar sus vidas, sus casas, los paisajes". La cita olímpica puede ser "un proceso pedagógico de construcción de ciudadanía".

Retirada sostenible

"Empieza el tiempo del mundo finito", dice Boff. "No vamos al encuentro del calentamiento global, estamos ya dentro", Además, "el calentamiento es antropogénico: tiene la huella humana". El teólogo cree que ya no se debe hablar de "desarrollo sostenible" sino de "retirada sostenible". Pero su visión no es catastrofista. "Hay dos actitudes: se puede ver este escenario como una crisis o como tragedia; la crisis purifica, la tragedia culmina en un gran desastre". Él, claro, se sitúa en la primera y asegura que "estamos en la puerta de una nueva etapa: la etapa planetaria".

Tierra que piensa

"Los astronautas nos enseñaron que, mirando desde fuera, Tierra y Humanidad es una sola realidad", asegura. Para Boff, "el ser humano es un momento de la Tierra, de su evolución". "Cuando la Tierra empezó a pensar, ahí emergió el ser humano", resume. "El ser humano es Tierra, pero tierra consciente, amante, responsable".

La guerra contra la Tierra

Para Boff, el proyecto de la especie humana es "un proyecto Alejandro Magno o Hernán Cortés". Es decir, un proyecto de conquista. "Y la especie humana puede cantar su triunfo, ocupó el 83 por ciento del Planeta", dice, y "dejó vació el 17 por ciento que le resulta inhabitable". Y no sólo eso: "Sólo una cultura suicida puede destinar gran parte de su esfuerzo a la cultura de la muerte, y no de la vida". En esa guerra contra la Naturaleza, tenemos las de perder. "La Tierra es más fuerte que nosotros", advierte. "Tenemos que firmar una paz perpetua, no basta con una tregua".

Autor: Patricia Reguero

Fuente: Gente Digital

viernes, 22 de mayo de 2009

Lento pero viene



Mario Benedetti

lento pero viene
el futuro se acerca
despacio
pero viene

hoy está más allá
de las nubes que elige
y más allá del trueno
y de la tierra firme

demorándose viene
cual flor desconfiada
que vigila al sol
sin preguntarle nada

iluminando viene
las últimas ventanas

lento pero viene
las últimas ventanas

lento pero viene
el futuro se acerca
despacio
pero viene

ya se va acercando
nunca tiene prisa
viene con proyectos
y bolsas de semillas
con angeles maltrechos
y fieles golondrinas

despacio pero viene
sin hacer mucho ruido
cuidando sobre todo
los sueños prohibidos

los recuerdos yacentes
y los recién nacidos

lento pero viene
el futuro se acerca
despacio
pero viene

ya casi está llegando
con su mejor noticia
con puños con ojeras
con noches y con días

con una estrella pobre
sin nombre todavía

lento pero viene
el futuro real
el mismo que inventamos
nosotros y el azar

cada vez más nosotros
y menos el azar

lento pero viene
el futuro se acerca
despacio
pero viene

lento pero viene
lento pero viene
lento pero viene



jueves, 23 de abril de 2009

Galeano y Caracas


CITA. “Caracas ama los productos sintéticos y los alimentos enlatados; no camina nunca, sólo se moviliza en automóvil, y ha envenenado con los gases de los motores el limpio aire del valle; a Caracas le cuesta dormir porque no puede apagar la ansiedad de ganar y comprar, consumir y gastar, apoderarse todo. En las laderas de los cerros, más de medio millón de olvidados contempla, desde sus chozas armadas de basura, el derroche ajeno. Relampaguean millares y millares de automóviles último modelo por las avenidas de la dorada capital”. Eduardo Galeano, en 1971, en Las venas abiertas de América Latina, el libro que Chávez le regaló a Obama.

jueves, 19 de marzo de 2009

COORDINADORA SIMON BOLIVAR CON LA CIENCIA 23 DE ENERO

COORDINADORA SIMON BOLIVAR CON LA CIENCIA 23 DE ENERO
Vídeo enviado por 23sergey

COORDINADORA SIMON BOLIVAR APOYANDO LO CIENTIFICO Y LO TECNOLOGICO GRACIAS AL GOBIERNO BOLIVARIANO, PARA LOGRAR UNA NACION DESARROLLADA. MANUEL MARULANDA E ISMAEL RAMOS VIVE LA LUCHA SIGUE. coordinadorasimonbolivar.info

domingo, 18 de enero de 2009

Operación Plomo Impune

Eduardo Galeano

Operación Plomo Impune viernes, 16 de enero de 2009

Todo indica que esta carnicería de Gaza, que según sus autores quiere acabar con los terroristas, logrará multiplicarlos. Desde 1948, los palestinos viven condenados a humillación perpetua. No pueden ni respirar sin permiso.

Han perdido su patria, sus tierras, su agua, su libertad, su todo. Ni siquiera tienen derecho a elegir sus gobernantes.

Cuando votan a quien no deben votar, son castigados. Gaza está siendo castigada. Se convirtió en una ratonera sin salida, desde que Hamas ganó limpiamente las elecciones, en el año 2006. Algo parecido había ocurrido en 1932, cuando el Partido Comunista triunfó en las elecciones de El Salvador.

Bañados en sangre, los salvadoreños expiaron su mala conducta y desde entonces vivieron sometidos a dictaduras militares. La democracia es un lujo que no todos merecen.


***
Son hijos de la impotencia los cohetes caseros que los militantes de Hamas, acorralados en Gaza, disparan con chambona puntería sobre las tierras que habían sido palestinas y que la ocupación israelita usurpó. Y la desesperación, a la orilla de la locura suicida, es la madre de las bravatas que niegan el derecho a la existencia de Israel, gritos sin ninguna eficacia, mientras la muy eficaz guerra de exterminio está negando, desde hace años, el derecho a la existencia de Palestina.

Ya poca Palestina queda. Paso a paso, Israel la está borrando del mapa.
Los colonos invaden, y tras ellos los soldados van corrigiendo la frontera. Las balas sacralizan el despojo, en legítima defensa.

No hay guerra agresiva que no diga ser guerra defensiva. Hitler invadió Polonia para evitar que Polonia invadiera Alemania.

Bush invadió Irak para evitar que Irak invadiera el mundo. En cada una de sus guerras defensivas, Israel se ha tragado otro pedazo de Palestina, y los almuerzos siguen. La devoración se justifica por los títulos de propiedad que la Biblia otorgó, por los dos mil años de persecución que el pueblo judío sufrió, y por el pánico que generan los palestinos al acecho.



***
Israel es el país que jamás cumple las recomendaciones ni las resoluciones de las Naciones Unidas, el que nunca acata las sentencias de los tribunales internacionales, el que se burla de las leyes internacionales, y es también el único país que ha legalizado la tortura de prisioneros.
¿Quién le regaló el derecho de negar todos los derechos? ¿De dónde viene la impunidad con que Israel está ejecutando la matanza de Gaza? El gobierno español no hubiera podido bombardear impunemente al País Vasco para acabar con eta, ni el gobierno británico hubiera podido arrasar Irlanda para liquidar al ira.

¿Acaso la tragedia del Holocausto implica una póliza de eterna impunidad? ¿O esa luz verde proviene de la potencia mandamás que tiene en Israel al más incondicional de sus vasallos?


***
El ejército israelí, el más moderno y sofisticado del mundo, sabe a quién mata. No mata por error. Mata por horror. Las víctimas civiles se llaman daños colaterales, según el diccionario de otras guerras imperiales.

En Gaza, de cada diez daños colaterales, tres son niños. Y suman miles los mutilados, víctimas de la tecnología del descuartizamiento humano, que la industria militar está ensayando exitosamente en esta operación de limpieza étnica.

Y como siempre, siempre lo mismo: en Gaza, cien a uno. Por cada cien palestinos muertos, un israelí.

Gente peligrosa, advierte el otro bombardeo, a cargo de los medios masivos de manipulación, que nos invitan a creer que una vida israelí vale tanto como cien vidas palestinas. Y esos medios también nos invitan a creer que son humanitarias las doscientas bombas atómicas de Israel, y que una potencia nuclear llamada Irán fue la que aniquiló Hiroshima y Nagasaki.

***
La llamada comunidad internacional, ¿existe?
¿Es algo más que un club de mercaderes, banqueros y guerreros? ¿Es algo más que el nombre artístico que Estados Unidos se pone cuando hace teatro?

Ante la tragedia de Gaza, la hipocresía mundial se luce una vez más. Como siempre, la indiferencia, los discursos vacíos, las declaraciones huecas, las declamaciones altisonantes, las posturas ambiguas rinden tributo a la sagrada impunidad.

Ante la tragedia de Gaza, los países árabes se lavan las manos. Como siempre. Y como siempre, los países europeos se frotan las manos.

La vieja Europa, tan capaz de belleza y de perversidad, derrama alguna que otra lágrima, mientras secretamente celebra esta jugada maestra. Porque la cacería de judíos fue siempre una costumbre europea, pero desde hace medio siglo esa deuda histórica está siendo cobrada a los palestinos, que también son semitas y que nunca fueron, ni son, antisemitas.
Ellos están pagando, en sangre contante y sonante, una cuenta ajena.

(Este artículo está dedicado a mis amigos judíos asesinados por las dictaduras latinoamericanas que Israel asesoró.

www.kaosenlared.net/noticia/operacion-plomo-impune