lunes, 1 de agosto de 2011

A Javier Antonio, José Francisco, Miguel Arturo y Manuel José‏

Por Miguel Matos, sj.

¿ Y quiénes son ellos ?.Para los no cercanos a la Compañía de Jesús de Venezuela, se los presento simplemente así: Son cuatro cristianos que durante esta semana se están convirtiendo en Sacerdotes. Mi primera palabra para ellos cuatro: El solo recuerdo de sus nombres y la alegría extraordinaria de su sacerdocio inunda mis ojos de las lágrimas más agradecidas y gozosas.
Yo acabo de cumplir 39 años de haber sido ordenado. Hijos queridos, ustedes no se pueden imaginar la infinita felicidad que puede llenar una vida sacerdotal aunque sea sencilla y humildemente asumida como regalo inmerecido con el que el Señor nos confía el mantener viva y creciente la memoria de Jesús de Nazareth.

martes, 12 de octubre de 2010

Actualizar la pedagogía ante el mundo cambiado

Leonardo Boff
Adital


Siglos de guerras, de enfrentamientos, de luchas entre pueblos y de conflictos de clase nos están dejando una amarga lección. Este método primario y reduccionista no nos ha hecho más humanos, ni nos aproxima más unos a otros, ni mucho menos nos ha traído la tan ansiada paz. Vivimos en permanente estado de sitio y llenos de miedo. Hemos alcanzado un estadio histórico que, en palabras de la Carta de la Tierra, "nos convoca a un nuevo comienzo". Esto requiere una pedagogía, fundada en una nueva conciencia y en una visión incluyente de los problemas económicos, sociales, culturales y espirituales que nos desafían.
Esta nueva conciencia, fruto de la mundialización, de las ciencias de la Tierra y de la vida y también de la ecología nos está mostrando un camino a seguir: entender que todas las cosas son interdependientes y que ni siquiera las oposiciones están fuera de un todo dinámico y abierto. Por esto, no cabe separar sino integrar, incluir en vez de excluir; reconocer, sí, las diferencias, pero buscar también las convergencias, y en lugar del gana-pierde, buscar el gana-gana.
Tal perspectiva holística está influenciando los procesos educativos. Tenemos un maestro inolvidable, Paulo Freire, que nos enseñó la dialéctica de la inclusión y a poner "y" donde antes poníamos "o". Debemos aprender a decir «sí» a todo lo que nos hace crecer, en lo pequeño y en lo grande.
Fray Clodovis Boff acumuló mucha experiencia trabajando con los pobres en Acre y en Río de Janeiro. En la línea de Paulo Freire nos entregó un librito que se ha convertido en un clásico: Cómo trabajar con el pueblo. Y ahora, ante los desafíos de la nueva situación del mundo, ha elaborado un pequeño decálogo de lo que podría ser una pedagogía renovada. Vale la pena transcribirlo y considerarlo, pues puede ayudarnos, y mucho.


"1. Sí al proceso de concienciación, al despertar de la conciencia crítica y al uso de la razón analítica (cabeza). Pero sí también a la razón sensible (corazón) donde se enraízan los valores y de donde se alimentan el imaginario y todas las utopías.

2. Sí al ‘sujeto colectivo’ o social, al ‘nosotros’ creador de historia (‘nadie libera a nadie, nos liberamos juntos’). Pero sí también a la subjetividad de cada uno, al ‘yo biográfico’, al ‘sujeto individual’ con sus referencias y sueños.

3. Sí a la ‘praxis política’, transformadora de las estructuras y generadora de nuevas relaciones sociales, de un nuevo ‘sistema’. Y sí también a la ‘práctica cultural’ (simbólica, artística y religiosa), ‘transfiguradora’ del mundo y creadora de nuevos sentidos o, simplemente, de un nuevo ‘mundo vital’.

4. Sí a la acción ‘macro’ o societaria (en particular a la ‘acción revolucionaria’), la que actúa sobre las estructuras. Pero sí también a la acción ‘micro’, local y comunitaria (‘revolución molecular’) como base y punto de partida del proceso estructural.

5. Sí a la articulación de las fuerzas sociales en forma de ‘estructuras unificadoras’ y centralizadas. Pero sí también a la articulación en ‘red’, en la cual por una acción descentralizada, cada nudo se vuelve centro de creación, de iniciativas y de intervenciones.

6. Sí a la ‘crítica’ de los mecanismos de opresión, a la denuncia de las injusticias y al ‘trabajo de lo negativo’. Pero sí también a las propuestas ‘alternativas’, a las acciones positivas que instauran lo ‘nuevo’ y anuncian un futuro diferente.

7. Sí al ‘proyecto histórico’, al ‘programa político’ concreto que apunta hacia una ‘nueva sociedad’. Pero sí también a las ‘utopías’, a los sueños de la ‘fantasía creadora’, a la búsqueda de una vida diferente, en fin, de ‘un mundo nuevo’.

8. Sí a la ‘lucha’, al trabajo, al esfuerzo para progresar, sí a la seriedad del compromiso. Y sí también a la ‘gratuidad’ tal como se manifiesta en el juego, en el tiempo libre, o simplemente, en la alegría de vivir.

9. Sí al ideal de ser ‘ciudadano’, de ser ‘militante’ y ‘luchador’, sí a quien se entrega lleno de entusiasmo y coraje a la causa de la humanización del mundo. Pero también sí a la figura del ‘animador’, del ‘compañero’, del ‘amigo’, en palabras sencillas, sí a quien es rico en humanidad, en libertad y en amor.

10. Sí a una concepción ‘analítica’ y científica de la sociedad y de sus estructuras económicas y políticas. Pero sí también a la visión ‘sistémica’ y ‘holística’ de la realidad, vista como totalidad viva, integrada dialécticamente en sus varias dimensiones: personal, de género, social, ecológica, planetaria, cósmica y trascendente".

[En Servicios Koinonía].

Fuente: http://www.adital.com.br/site/noticia.asp?boletim=1〈=ES&cod=51396

domingo, 3 de octubre de 2010

Mística y política

Bruno Renaud.
Correo del Orinoco. Sábado, 02 de Octubre de 2010

En el curso de la campaña electoral reciente, ciertos obispos del país no tuvieron mucho empacho en intervenir "a tiempo y destiempo" en el quehacer político. Cosa poco excepcional, lo hicieron a menudo con escaso sentido de la objetividad, la necesidad y la urgencia. ¿Para bien de quién?
En los inicios del siglo IV, cuando el imperio romano se convirtió a la fe cristiana, los obispos se convirtieron a la causa imperial. En el banquete que concluyó la primera reunión episcopal de la época, en un arranque de emoción mística el emperador Constantino se dirigió a los comensales obispos y pronunció aquella frase histórica: "¡Ustedes son los obispos de lo que está dentro de la Iglesia, y yo soy el obispo puesto por Dios de lo que está fuera!". Como un solo hombre, los obispos se pararon y aplaudieron frenéticamente. Así quedó sellado el contrato de concubinato entre ambos poderes; un modelo soñado, para muchos, de la alianza entre el cielo y la tierra.

En el curso de la campaña electoral reciente, ciertos obispos del país no tuvieron mucho empacho en intervenir "a tiempo y destiempo" en el quehacer político. Cosa poco excepcional, lo hicieron a menudo con escaso sentido de la objetividad, la necesidad y la urgencia. ¿Para bien de quién?
En los inicios del siglo IV, cuando el imperio romano se convirtió a la fe cristiana, los obispos se convirtieron a la causa imperial. En el banquete que concluyó la primera reunión episcopal de la época, en un arranque de emoción mística el emperador Constantino se dirigió a los comensales obispos y pronunció aquella frase histórica: "¡Ustedes son los obispos de lo que está dentro de la Iglesia, y yo soy el obispo puesto por Dios de lo que está fuera!". Como un solo hombre, los obispos se pararon y aplaudieron frenéticamente. Así quedó sellado el contrato de concubinato entre ambos poderes; un modelo soñado, para muchos, de la alianza entre el cielo y la tierra.
Pero como lo dijo un crítico literario en el siglo XIX, "todo comienza en mística y concluye en política". Muy pronto, papas y príncipes intentaron jalar la cobija de su lado por motivos que nada tenían que ver con la gloria de Dios o el servicio al pobre. Fue inevitable y sanguinaria la larguísima historia de guerras y tormentas entre los dos poderes, a la vez aliados y enemigos...
La denuncia de esta relación antievangélica vino más bien de los laicos que de los sacerdotes. Los siglos XVIII al XX ponen de manifiesto la dificultad que tuvieron los clérigos en aceptar la diferencia entre el tiempo y la eternidad.
Por eso, hasta el día de hoy, en el subconsciente de no pocos hombres de Iglesia sigue siendo motivo de secreta añoranza la situación de mando ejercido por lo espiritual (es decir, ¡por los eclesiásticos!) sobre las estructuras de este mundo. Ninguna duda: son de (relativa) buena "fe" -¡como las del fanático monje Savonarola en el siglo XV!- las prédicas modernas a favor del bien común o la insistencia en una justa política. Pero entre la supuesta superioridad del poder espiritual y la dictadura de los príncipes de la Iglesia, la distancia es corta. Nunca más habrá que recorrerla.

CHICO MENDES: Defensor de la Amazonía (y II)

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CHICO MENDES: Defensor de la Amazonía

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